

A Shepard Fairey, un joven estudiante de arte, se le ocurrió la idea de Obey en 1989 después de ver un gráfico del luchador André el Gigante. No tenía más objetivos específicos que experimentar y compartir sus ideas, pero la pegatina se convirtió rápidamente en un notable fenómeno mediático, que acabó inspirando la creación de Obey Giant en 2001, una línea de productos de skate dirigida por jóvenes entusiastas y emprendedores.